Todo sobre la espasticidad
¿Qué es la espasticidad?
Los músculos del cuerpo tienen un grado de
tensión muscular que definimos como “tono muscular normal”, es el que nos
permite mantener la postura. Cuando los músculos aumentan este tono se vuelven
rígidos y se dice que están “espásticos”. Cuando hay espasticidad, la amplitud
de los movimientos disminuye y mover los músculos puede resultar doloroso.
La espasticidad es uno de los síntomas más frecuentes
de la esclerosis múltiple (EM) y se definiría como un agarrotamiento muscular habitualmente
generalizado que provoca rigidez más o menos continua y que normalmente se
asocia a situaciones temporales de empeoramiento en forma de espasmos
musculares involuntarios, conllevando todo ello la pérdida progresiva de la
función muscular.
Se trata de uno de losprincipales
responsables de la discapacidad en la EM, ya que suele tener asociados dolor
(continuo o por los espasmos), alteraciones en el funcionamiento de la vejiga y del sueño,
incapacidad para camina y para otros movimientos como los requeridos en la higiene
personal
.
Los espasmos son movimientos involuntarios
de los músculos de los miembros y del tronco.
Existen
tres tipos de espasmos:
1.
Flexores: hacen que los miembros se doblen en el sentido
de las articulaciones.
2.
Extensores: hacen que los miembros se extiendan.
3.
Aductores: hacen que los miembros se aproximen a la línea
media del cuerpo (los brazos unidos al tronco, las piernas entre sí, etc.).
¿CÓMO SE MANIFIESTA?
Entre las manifestaciones que se presentan, en
las personas que padecen espasticidad asociada a la EM, se incluyen:
• Hipertonicidad (aumento del tono muscular), que pueden
conducir en determinados casos a agarrotamiento muscular, articulaciones
rígidas y disfunción de la vejiga
• Actividad muscular espontánea en forma de espasmos
musculares incontrolables, aislados o como series de contracciones musculares
rápidas (llamadas entonces clonus)
• Reflejos tendinosos exagerados
Lo que conlleva:
• Dolor,
que puede oscilar entre leve (músculos en tensión) y fuerte (espasmos dolorosos
de las extremidades).
• Despertares
nocturnos: por el dolor y/o la disfunción de la vejiga.
• Deterioro
de la función muscular, pudiendo afectar al modo de andar, a los demás movimientos
y al habla.
Estas manifestaciones de la espasticidad pueden
provocar discapacidades funcionales como
por ejemplo cambios de postura causados por un aumento del tono muscular (estado de actividad o
tensión del músculo). Los músculos normalmente deben tener un tono adecuado para mantener la postura y permitir
el movimiento, a la vez que
aportan flexibilidad y velocidad a los movimientos
La espasticidad se produce por un aumento del
tono muscular, que provoca la pérdida de respuesta muscular.
Estos efectos pueden aumentar notablemente la
fatiga y dificultar la realización de las actividades cotidianas
COMO CONSECUENCIA DE LA ESPASTICIDAD, SE PUEDEN
DERIVAR:
·
Problemas para utilizar las piernas y los brazos: las personas con
espasticidad asociada a la EM suelen ver reducida su movilidad, lo que implica
una peor calidad de vida y una alteración de las actividades cotidianas.
·
Fatiga/falta de energía: se presenta en más del 90% de los
pacientes con EM. La fatiga asociada a EM puede afectar enormemente la
interacción profesional y social de los pacientes.
·
Disfunción de la vejiga: se trata de un problema muy común en
pacientes con EM; un alto porcentaje de pacientes tienen que acudir con gran
frecuencia al servicio.
·
Trastornos del sueño: es el factor que más contribuye a la
fatiga en los pacientes con EM.
·
Espasmos: contracciones musculares súbitos y dolorosos,
pueden trastornar el sueño y contribuir a la fatiga diurna.
La espasticidad puede dificultar caminar,
sentarse o levantarse de una silla, lavarse, estirarse, vestirse u otras
actividades cotidianas. Asimismo, algunos los enfermos comentan que los espasmos
incontrolables les suelen provocar situaciones desagradables. La espasticidad puede
alterar su autoestima y por lo tanto el paciente necesita comunicarse con
franqueza y de una forma fluida con todas las personas que le rodean (familiares,
amigos, personal sanitario).
No todos los pacientes que tienen espasticidad
presentan dolor. Cuando hay dolor éste se debe a la rigidez muscular que hace que
los tejidos se acorten y sea un tanto difícil doblar o estirar un miembro. Los
tejidos se bloquean (contractura) y el resultado es el dolor.
Algunas personas con espasticidad sufren
dolores profundos y continuos en las articulaciones.
En ocasiones, un cierto grado de espasticidad
puede ayudar a compensar la debilidad motora de las piernas, pudiendo permitir
a los pacientes caminar, ponerse de pie o moverse de un asiento a otro.
¿POR QUÉ APARECE?
Las células básicas del sistema nervioso se
denominan neuronas y están protegidas por una especie de “vaina” formada por
una sustancia proteica llamada mielina (del mismo modo que un cable eléctrico
está protegido por plástico). Las neuronas transmiten las señales necesarias
para el correcto funcionamiento de nuestra capacidad motora y sensitiva. El sistema nervioso central (que
incluye el cerebro, el cerebelo y la médula espinal) es el responsable de
procesar estas funciones lo que permite, por ejemplo, que unos músculos se
contraigan y otros se relajen cuando se realiza un movimiento. Esto se consigue
porque el cerebro envía mensajes a la médula espinal y de ahí a los músculos.
En la EM estos mensajes no se transmiten
adecuadamente porque las vías entre el cerebro, la médula y los músculos
están dañadas. Los mensajes se hacen confusos y varios grupos musculares se
contraen a la vez cuando no deberían hacerlo.
El control preciso se va perdiendo
progresivamente y los músculos extensores y flexores, al contraerse al mismo
tiempo provocan una falta de coordinación con resultados dolorosos y
debilitantes.
Como todos los síntomas asociados a la EM, la
espasticidad es resultado de la degradación progresiva de la mielina y
de las fibras nerviosas. Ésto provoca un trastorno en la señal transmitida por
las neuronas que conducen los impulsos del cerebro y la médula espinal hasta
los músculos, lo que genera una activación excesiva. Las neuronas especialmente
afectadas son las neuronas motoras alfa (responsables del inicio de la contracción
muscular).
¿CON QUÉ FRECUENCIA APARECE?
La
espasticidad se presenta en la gran mayoría de los
pacientes con EM, en diferentes grados.
La
EM es una enfermedad muy variable en su forma de presentarse y en su evolución. Desde el punto de
vista de los síntomas (p.ej. la espasticidad), lo más frecuente es que inicialmente
se observen “brotes”. Se considera brote cualquier alteración o síntoma neurológico
brusco y nuevo (que dure más de 24 horas) o bien un claro empeoramiento de
síntomas previos (en ausencia de fiebre o de algún tipo de medicamento que
pueda empeorar el estado general de salud, como por ejemplo los sedantes).
Los
brotes de espasticidad pueden ser muy diferentes
en intensidad, duración y recuperación entre los diferentes pacientes. La intensidad puede ser desde muy leve y por lo tanto no afectar
nada a la vida diaria, hasta severa y condicionar en gran medida las
actividades cotidianas. Su duración oscila entre pocos días (siempre más de 24 horas) hasta algunas semanas, con
un período de recuperación variable que puede durar entre varios días hasta 3
meses.
Con
el tiempo, en la mayoría de pacientes los síntomas de la EM dejan de
presentarse en brotes y lo hacen de manera continua. Ésto afecta también a la
espasticidad, en cuyo caso se mantiene un grado de rigidez continuo, con más o
menos espasmos
DIAGNÓSTICO
Y SEGUIMIENTO
Se
pueden realizar varias pruebas para diagnosticar y seguir la evolución de la
espasticidad. Estas pruebas evalúan la actividad muscular:
• Considerando las
características de los movimientos voluntarios e involuntarios de brazos y
piernas.
• Midiendo la frecuencia e
intensidad de la actividad muscular espontánea (espasmos,
clonus).
• Preguntando por su
percepción general al paciente, a su cuidador o al personal sanitario.
• Evaluando la capacidad
para llevar a cabo actividades, como la deambulación o tareas de cuidado
personal, o por la calidad de vida en general.
Para
ello existen escalas de medición que ayudan a valorar el grado de espasticidad
desde el punto de vista clínico, como por ejemplo la Escala de Ashworth, la
Escala de Graduación Numérica (NRS), la de impresión clínica global, etc
TRATAMIENTOS
Las personas enfermas de EM probablemente son tratadas por un
equipo multidisciplinar compuesto por especialistas médicos, de enfermería,
psicología, logopedia y/o fisioterapia. Estas personas evaluaran cuál es la
mejor opción para tu caso.
LOS
OBJETIVOS AL TRATAR LA ESPASTICIDAD SON:
·
Movilidad: mejorar el uso de los miembros afectados y la capacidad para
llevar a cabo las actividades cotidianas.
·
Confort: paliar el dolor y las molestias relacionadas con el
agarrotamiento o los espasmos.
·
Cuidado personal: mejorar la postura y facilitar la autosuficiencia en la higiene.
·
Calidad de vida: mejorar o conservar la capacidad para desarrollar actividades
diarias (movilidad, trabajo, familia, actividades lúdicas…).
A título
informativo, se describen a continuación las pautas disponibles para tratar
la espasticidad característica de la EM:
1.
Tratamientos no farmacológicos
a) Terapia
física
La terapia física (rehabilitación) es una parte clave del
tratamiento de los síntomas de la EM que incluye distintas opciones:
·
Fisioterapia: movimientos pasivos, asociados a instrucciones de realizar
movimientos de forma activa, que ayuda a que los músculos se refuercen, estiren
y relajen, lo que a su vez favorece el movimiento articular y mejora la
circulación sanguínea. El fisioterapeuta suele proporcionar también una serie
de ejercicios para realizar en casa.
Antes de
decidir el tratamiento a seguir, el fisioterapeuta explorará al paciente y
se hará una idea de cómo está y de cómo se mueve. La fisioterapia puede ayudar
a que los síntomas mejoren y también a asegurar que no se adopten malas
posturas o malos hábitos en los movimientos que podrían empeorar la
espasticidad. Puede que se deba cambiar la forma de caminar o, en algunos
casos, utilizar prótesis que hagan que el enfermo se mueva más fácilmente,
previniendo así las contracturas.
En la EM
leve se suele aconsejar a los pacientes que se mantengan en un buen nivel de
forma física, practicando ejercicios de estiramiento y fortalecimiento.
En el caso
de espasticidad moderada a grave, el fisioterapeuta puede incluir movimientos y
posturas inhibidores del tono (para evitar una excesiva tonificación de los
músculos y no se encuentren tan rígidos), terapia de enfriamiento y técnicas de
movilización muscular.
El fisioterapeuta suele dar un programa de ejercicios de estiramiento
para intentar que los músculos mantengan la longitud adecuada y así favorecer
que los espasmos sean menos frecuentes y haya menos rigidez. Los ejercicios de
estiramiento pueden ser activos (cuando los hace el propio paciente) o pasivos
(cuando los hace con la ayuda de otra persona), por lo que el fisioterapeuta
también implicará al cuidador.
·
Hidroterapia
(ejercicios en el agua) puede ayudar también a
relajar los músculos. Algunas veces la aplicación de bolsas de hielo o
similares (crioterapia) también puede ser de utilidad. Los masajes también
ayudan a aliviar la rigidez muscular
·
Los terapeutas
ocupacionales, cuando es posible, trabajan conjuntamente con los fisioterapeutas.
Se encargan de ver cómo los síntomas físicos afectan a las actividades de la
vida cotidiana e intentan mantener la independencia del enfermo, enseñándole maniobras que tienen en cuenta la
espasticidad.
Por ejemplo, observarán
como la espasticidad influye en la manera de levantarse y de sentarse en una
silla, es decir, cómo el hecho de moverse de la silla influye en la espasticidad.
Un terapeuta ocupacional también sugerirá utensilios que ayudarán a realizar
movimientos cotidianos y se asegurará de que la cama, silla, o silla de ruedas son
las apropiadas.
b) Cirugía : Dependiendo del enfermo y de las
características de su espasticidad, la
cirugía puede constituir una alternativa viable para algunos casos graves de
espasticidad en la EM. Se utilizan distintos tipos de cirugía para tratar la
espasticidad.
• La cirugía ortopédica
puede ser una opción si los cirujanos deciden alargar tendones, fusionar
articulaciones o abordar, de cualquier otro modo, las malformaciones.
• La corrección
quirúrgica, acompañada de una rehabilitación adecuada, puede prolongar los
periodos de descanso, reducir el dolor y evitar escaras (tejido cutáneo
desvitalizado que se torna duro, seco y de un color blanco perlado, grisáceo o
negruzco).
c) Ortesis ortopédicas diversas: Con la intención de
forzar la postura de extremidades desviadas y permitir su uso.
d) Tratamientos alternativos:
• Como tratamientos
alternativos se encuentran la acupuntura (para ciertos tipos de dolor) y
técnicas de relajación como el yoga y la meditación.
2. TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS PRINCIPALES:
Son varios los fármacos de administración que
se pueden ser prescritos para el tratamiento de la espasticidad, desde
relajantes musculares hasta antiepilépticos en dosis bajas. Se describen los
principales.
• Relajantes musculares
por vía oral
• Benzodiazepinas
• Cannabinoides
autorizados
3. TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS INVASIVOS
(INYECTABLES)
Los tratamientos farmacológicos inyectables
locales pueden constituir una alternativa para pacientes con una espasticidad
que afecte únicamente a una zona pequeña (espasticidad focal) o que no
encuentren alivio en la medicación oral.
Existen varios tratamientos:
·
Neurotoxinas: inyectable
directamente en el músculo, reduce la tensión muscular y trata la espasticidad
localizada (focal). El efecto dura unos 2-4 meses. Suele ser parte de un
programa que incluya rehabilitación.
·
Bloqueo nervioso con agentes neurolíticos: inyección de fenol o alcohol en las terminaciones nerviosas de la zona
afectada, destruyéndolas y provocando la relajación muscular. Los resultados
son a un plazo relativamente corto y el procedimiento deberá repetirse cada
pocos meses.
·
Relajantes musculares
por vía intratecal: última alternativa para
aquellos pacientes que padecen espasticidad en las extremidades inferiores y no
consiguen una respuesta adecuada a las demás medicaciones o no las toleran. Se
administra insertando un catéter (pequeño tubo) en el saco tecal (espacio que
rodea la médula espinal) y se conecta a un depósito de medicación asociado a
una bomba de infusión que se implanta mediante cirugía bajo la piel abdominal,
para suministrar directamente el fármaco a la médula espinal. Requiere cuidados
especiales