TODO
SOBRE LOS PROBLEMAS DE HABLA Y DEGLUCIÓN
¿QUÉ
SON?
Los
problemas de habla se definen como la dificultad o impedimento para
articular palabras y por tanto, mantener una fluidez verbal. Este
trastorno se denomina médicamente “disartria”.
Los
problemas de deglución (problemas al tragar) son alteraciones en uno o más
componentes del proceso deglutorio desde la entrada de la comida en la boca
hasta que llega al estómago. El trastorno de la deglución se denomina
médicamente “disfagia”.
Las
personas con EM suelen presentar principalmente disfagia para líquidos, lo que
implica atragantamientos a la hora de ingerir bebidas y en ocasiones también en
el momento de tragar saliva.
¿CÓMO SE
MANIFIESTAN?
En las
personas que padecen EM, las alteraciones del habla se traducen en:
·
Descontrol en la intensidad de la voz (es
característico disminuirla al final de la frase)
·
Articulación defectuosa (omisiones, sustituciones,
etc.)
·
Monotonía en el habla, médicamente llamada
disprosodia, es una alteración en la que ésta se vuelve monótona, sin ritmo y
sin melodía
·
Mal control fono-respiratorio (a menudo,
durante la conversación aparecen episodios de falta de aire y fatiga al hablar)
·
Arrastrar palabras al hablar,
médicamente llamada habla es cándida
·
Rudeza de la voz
·
Dificultad a la hora de soplar, chupar y silbar
·
Habla lenta pero correcta (llamada “bradilalia”). Sin embargo,
también podemos encontrarnos con lo contrario, “taquilalia”, que se caracteriza
por un ritmo acelerado y omisión de parte de la información.
·
En cuanto a los problemas de deglución, la disfagia no se
presenta siempre de una manera evidente, por lo que hay que tener presente las
siguientes manifestaciones que pueden indicar que la deglución no es adecuada:
·
Dificultad para tragar saliva, incluso babeo
·
Tos durante o después de la deglución
·
Ausencia del reflejo de tos (tusígeno)
·
Parálisis o disminución de la sensibilidad en el área de la boca
y faringe
·
Dificultad para mantener o mover el alimento en la boca
·
Deglución y masticación muy lentas
·
Presencia de residuos alimentarios en la boca después de la
deglución
·
Sofocos durante la comida
·
Alteraciones en la voz
·
Desvío de restos de comida hacia la tráquea o nariz
·
Salivación excesiva o, lo contrario, falta de salivación
·
Pérdida de apetito, cambios de peso
·
Neumonías debidas a aspiración de restos alimentarios
·
Se puede asociar a la presencia de fiebre sin razón aparente
¿POR QUÉ
APARECEN?
Como
todos los síntomas asociados a la EM, los problemas de habla y deglución son
resultado de la degradación progresiva de la mielina (capa externa
aislante que rodea a las células y fibras nerviosas que permite su correcto
funcionamiento) y de las fibras nerviosas. Ésto provoca un trastorno en la
señal transmitida por las neuronas que conducen los impulsos del cerebro y
la médula espinal hasta los músculos, lo que genera una activación excesiva. De
esta forma, se produce una descoordinación de los músculos que intervienen en
el proceso del habla y de la deglución.
Los problemas
del habla se producen por daños o lesiones en los mecanismos nerviosos que
se encargan de la sensibilidad, coordinación y acción en el área de los
músculos de los órganos fono-articuladores (la laringe, la faringe, las fosas
nasales, la parte posterior de la cavidad oral y la boca). Esto se da debido a
la progresiva afectación de los nervios y su recubrimiento de mielina,
características de la evolución de la EM.
Hay
varios tipos de disartria, pero la que suele aparecer en la EM es la causada
por una afectación del cerebro y el cerebelo. En función de la
alteración del funcionamiento de dichos órganos, los pacientes presentan
distintos niveles del trastorno del habla.
En
cuanto a la deglución, en condiciones normales es un proceso que consta
de 3 fases: oral, faríngea y esofágica.
Todas
ellas requieren buena movilidad de diferentes órganos, buena coordinación de la
respiración y el correcto funcionamiento de los reflejos. Estos procesos pueden
estar alterados en los pacientes con EM y es cuando se presentan dificultades
en la deglución o disfagia.
¿CON QUÉ
FRECUENCIA APARECEN?
La
disartria en la EM se presenta en aproximadamente un 40% de los pacientes, con
diferente nivel de gravedad.
La disfagia en la EM
está entre un 33 y un 55% de los pacientes, también con diferente
nivel de gravedad.
TRATAMIENTOS
Tu
equipo médico te orientará sobre si alguno de los siguientes tratamientos
médicos es aplicable a tu caso.
Problemas
de habla:
• Los
pacientes con disartria pueden ser ayudados por un logopeda, que puede
evaluar la forma de hablar y ayudar a mejorarla, así como la entonación y la
comunicación verbal en general.
• Si una
persona con EM presenta muchas dificultades para hablar, existen distintos dispositivos
de asistencia disponibles que facilitan la comunicación: como tableros de
comunicación adaptados a las necesidades de cada usuario, amplificadores de
voz, avisadores acústicos, comunicadores electrónicos que permiten la
comunicación con ligeros movimientos de la persona, programas de comunicación
por ordenador, ordenadores que funcionan con el movimiento de los ojos o
grabadores que reproducen palabras o frases almacenadas.
•
La logopedia puede ofrecer estrategias y ejercicios para problemas específicos.
Algunos ejercicios pueden reforzar y mejorar la función de los músculos
implicados en la respiración y producción del habla. También hay técnicas para
la desaceleración, el exceso de la articulación y entonación de las frases.
Estas técnicas se fundamentan en provocar una pausa para ayudar a hacer más
clara y comprensible la expresión.
Problemas
de deglución:
• La
disfagia puede tratarse, si te pones en manos de profesionales de la salud en
cuanto observes las primeras dificultades para tragar. Es importante consultar
con tu médico. Éste valorará la situación y derivará al enfermo, si procede, a
un especialista, como el otorrinolaringólogo, para que realice las
pruebas pertinentes.
• Posteriormente el
logopeda puede encargarse de ayudar en los problemas de deglución. Por ejemplo,
enseñar ejercicios para fortalecer los músculos de mandíbula y garganta, a
respirar de manera diferente y aconsejar sobre la consistencia apropiada de
comidas y bebidas, así como mostrar posturas para evitar los atragantamientos.
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